En el sofá de nuestra casa está durmiendo un muchacho de Australia al que jamás en mi vida le hemos hablado, con quien no tenemos ninguna amistad en común y a quien conocimos por Internet. No, no estamos locos. Tampoco hemos montado un albergue de mochileros en nuestro departamento. Simplemente somos miembro de Couchsurfing (CS), y como tal ofrecemos hospedaje a los demás miembros de esta inmensa comunidad virtual, a cambio de nada.
Bueno, en realidad, a cambio de que alguna vez también podamos buscar cobijo en alguna parte del mundo y otra persona nos lo ofrezca. Muy simple. Es una especie de Facebook pero para hacer contactos reales. Funciona a través de círculos de confianza. Un idea genial que puede revolucionar el mundo. O al menos el mío.
Suena el timbre y llega Jonathan, italianísimo, flaco y sonriente. Es verano y hace mucho calor. Nos cuenta que está de paseo por Sudamérica y que le asustaba llegar a Lima. Había escuchado historias horrendas de la urbe come-hombres y del tráfico estilo frogger. Nuestro humilde departamento es para él todo un lujo. Un baño privado con agua caliente, poder ver la tele echado en el sofá, simples placeres de la vida cotidiana que le habían sido esquivos en su mochileo por el continente. Sin embargo, toda nuestra hospitalidad es poca comparada con la fugazza que preparó el tano su última noche en Lima. Jonathan el pizzaiolo desplegó toda su magia napolitana en nuestra cocina.
Caroline en cambio vino desde Francia, con una lata de Nutella para hacer nuestros crêpes favoritos, los de Nutella banana. Steve vino de más lejos aún, de Australia, un gigante que trajo su sonrisa, mucha buena onda y toda la sabiduría del Yoga.
Sin embargo, no hay solo sonrisas en el mundo de CS: Assiri nos contó su mala experiencia en Europa. Por buscar ahorrarse unos euros, eligió quedarse en casa de una orate en las afueras de Ámsterdam. El personaje, que le pareció sombrío desde un primer momento, armó la guerra del fin del mundo cuando nuestra amiga rompió sin querer un frasquito de perfume. Superado el momento incómodo, la gentil anfitriona sugirió salir de copas por la ciudad con la sola condición de que le pagaran su consumo de alcohol y el de sus amigas.
Recomendaciones para principiantes:
1. Leer bien los perfiles: Tanto si te vas a hospedar como si vas a ser hospedado. La dedicación puesta en llenar un perfil dice mucho de las personas. Podemos sacar muchas conclusiones si lo leemos bien. ¿Le abrirías las puertas de tu casa a Cristian P. quien es, según su descripción personal, simplemente ´´un chico gracioso, honesto…un chico tan bueno”?
2. Usar las opciones de Seguridad de Couchsurfing: No necesariamente un “usuario verificado# es una garantía de seguridad, pero definitivamente es un indicio. Al igual que con los perfiles, denota un interés en ser parte de la comunidad y una inversión de tiempo y esfuerzo, por lo tanto debe ser tomado siempre como una ventaja. Nuestro querido amigo Cristian P. no está verificado, pero es un ´´funny guy´´, ¿ya te decidiste si lo aceptarías en tu casa?
3. No aceptar couchsurfers con perfiles recién creados ni de personas que ya están en tu ciudad. Te llega una solicitud de couch y te das cuenta que la persona creó su perfil el día anterior y que lo hizo desde la misma ciudad en la que vives. Mal síntoma. En mi experiencia, si alguien crea un perfil ayer, para buscar hospedaje hoy, hay algo que huele mal.
4. ¿Dar o no dar las llaves de tu casa/departamento?. Es una decisión muy personal. Yo prefiero poner en claro que no las doy. Si la persona me da la confianza, luego de haberla conocido, puede ser que se las dé.
5. Couchsurfers sin referencias. Es difícil recomendar tajantemente no hospedar a miembros que no tienen referencias. Definitivamente todos estuvimos en al algún momento igual que ellos y tuvimos que empezar de cero. Ahora, siempre exite la opción de encontrarnos con la persona en un café antes de aceptar hospedarla o hacerle preguntas por teléfono. Lo que si recomiendo es estar siempre completamente seguro de que la persona nos da confianza. Si tienes dudas, siempre di que no. Obviamente, el gran Cristian P. no tiene referencias.
6. Pedir identificación a los huéspedes. Siempre exige algún tipo de identificación a tus huéspedes. Que te demuestren que tienen un pasaporte con su nombre y nacionalidad. Después de todo, estas dejando entrar a un completo extraño a tu casa, es lo mínimo que puedes pedir.
7. Ser sincero, decir lo que piensas. Sobre todo con lo que no te gusta. Si un huésped te ensucia el baño, díselo. Si no está permitido fumar en tu casa, díselo. Si acabas de llegar a una casa y no estás cómodo, simplemente díselo a tu anfitrión y vete. Nunca hagas nada de lo que no estés cien por ciento seguro.
8. No buscar y no ofrecer solamente alojamiento gratis. Obviamente, todos queremos siempre ahorrarnos alguito en nuestros viajes. couchsurfing es una buena alternativa, pero no debe ser nuestra única motivación. Siempre busca ofrecer algo a cambio, y sobre todo busca la experiencia local.
9. Poner límites claros. Es tu casa y tú eres el anfitrión, estás en tu pleno derecho de poner los límites que creas convenientes. Si no quieres que ingresen a cierta parte de tu casa, si no se puede tirar papeles al wáter, si no quieres que cocinen, si no quieres que hagan bulla a cierta hora. Tú pones los límites en tu reino, pero que sean claros para que todos estén cómodos.
Lo que nos gusta de CS es que es una forma de usar la tecnología para encontrarte con gente y acercarte al mundo. Te pondrás en contacto con la realidad misma del lugar que visitas, con su gente y su día a día. Saldrás de los circuitos turísticos que te muestran los lugares como en un video, de los hoteles que son igualitos en la China y en Perú y de los bares para turistas en los que no ves a ningún local. Vivirás la vida real.