Duración: 4 días
Tipo de viaje: en pareja

La temperatura perfecta como para ir en shorts y sandalias, el sonido de las olas, arena en los pies, peces por montones bajo el mar y pescado fresquito en el ceviche. Bienvenidos a Máncora, en la costa norte del Perú.

Esta vez, nuestro plan era el de siempre, tomarnos la vida con calma, explorar a nuestro ritmo y sobre todo relajarnos con los pies en la arena.

Nuestras recomendaciones para descubrir Máncora sin largavistas.

Vuela a Talara

El aeropuerto es pequeñito. Por ende, no se pierde mucho tiempo ni en la llegada ni a la salida. El vuelo dura poco mas de 1 hora desde Lima y del aeropuerto el taxi hasta Máncora tarda 1 hora y 20 minutos. El costo por una van de hasta 7 pasajeros es de aproximadamente S/. 200. Es decir, menos tiempo en el aeropuerto, menos tiempo en el taxi y mas tiempo en la playa!

Bucea! Descubre el verdadero Perú profundo.

En Máncora no solo los pescados están buenos, también los peces. Esta fue nuestra primera experiencia buceando en el Perú y lo hicimos con Spondylus. Maurice, el dueño y nuestro guía en esta aventura fue un excelente anfitrión. Desde la oficina en Mancora nos llevaron en mini van hasta el muelle de El Ñuro y luego nos embarcamos en el bote para dirigirnos a la plataforma petrolera de Los Órganos. Las expectativas no estaban muy altas, pensamos que el mar sería turbio y que no habría mucha vida marina, pero igual queríamos la experiencia de bucear en el mar peruano. Mano derecha en el regulador y pa’ dentro. Las columnas de la plataforma eran siempre una referencia mientras buceábamos y la visibilidad llegaba a mas de 15 metros. Estábamos dentro de una pecera gigante! Miles de peces nadaban alrededor y nosotros inmóviles, asombrados y disfrutando del espectáculo.

Bucear es un tipo de meditación. Mientras estamos a 20 metros bajo la superficie, escuchando solo el sonido de nuestra respiración, nuestra mente se encuentra en el presente, en ninguna otra parte.

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Fueron 2 inmersiones espectaculares, diferentes. No es como bucear en un arrecife, la vida marina no es tan colorida. Sin embargo, la cantidad de peces y el espectro fantasmagórico de las columnas de la plataforma hacen que la experiencia valga totalmente la pena.

Camina por la playa

Las playas de Máncora, Las Pocitas, Vichayito y Los Organos, están una tras otra. Son mas de 10 kilometros de playa continua, con las olas por un lado y los algarrobos por el otro . Esta vez nosotros salimos a hacer deporte temprano por la mañana y llegamos hasta Vichayito. Fueron 8 kilómetros sobre arena lo suficientemente dura como para correr bien con zapatillas y que no se te arruinen los pies. Nos encanta salir muy temprano, como a las 7 de la mañana cuando el calor todavía no es tan intenso, no hay nadie en la playa y los pájaros todavía pueblan las orillas.

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Descansa

Tomate toda una mañana, una tarde o ambas para no hacer nada. Ponte cómodo en una terraza, coge tu hamaca favorita o un pareo sobre la arena, pide una botella de vino y disfruta el momento.

El día a día nos obliga a estar en constante movimiento, cada vez nos creamos más cosas que hacer y no dejamos de estar pendientes de todo y de todos. Sin embargo, viajes como estos son los que nos permiten tomarnos un tiempo para liberar la mente y entender que la vida no es solo trabajo y preocupaciones.

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Aprovecha la marea baja para bañarte en las pocitas

Esta vez nos quedamos en el hotel Los Corales, que está en la playa Las Pocitas. ¿Por qué la playa se llaman así?. Porque justo al frente, las rocas de la orilla forman pequeñas piscinas naturales (pocitas). Es difícil encontrar el momento preciso para bañarte en ellas, es decir, cuando no estén vacías pero cuando tampoco hayan olas reventándote encima. Así que cuando veas la oportunidad de bañarte en una pocita hazlo en ese mismo instante, ya que las mareas cambian rápido y por ende también las pocitas. ¿Cuantas veces hemos dicho pocitas en el último párrafo?.

Date el gusto y cena en La Sirena de Juan

El restaurante mas “elegante” de Máncora tiene una cocina que no tiene nada que envidiarle a una con estrellas Michelin y un ambiente de lo mas relajado. En su carta se mezclan los sabores peruanos con los hindúes y tailandeses. Prueben el Masaman Curry de Tuno, es espectacular! (Telf: +51 73 258173)

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Endulza tu día en La Bajadita

Un pequeño lugar para endulzarnos un poco la vida. En la playa todos queremos vernos regios, pero cuando vayas a Máncora, la dieta se tiene que hacer antes ya que no solo los ceviches y los curris de La Sirena de Juan son buenos, también tienes que probar el brownie calientito con helado de vainilla o el crocante de manzana de La Bajadita. Date el gusto, finalmente para eso están las vacaciones… para disfrutar! (Telf: +51 73 258385)

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Hospédate en el hotel Los Corales

La ubicación es perfecta. No está muy cerca al bullicio de Máncora ni muy lejos como para que sea complicado ir a comer o comprar algo en el pueblo. La atención es de primera, a nosotros nos atendieron como si estuviéramos en nuestra propia casa de playa. Y por último, la comida es buenasa. No dan ganas ni de salir del hotel!

Escribir sobre la costa norte del Perú, nos produce una mezcla de sentimientos, nos da mucha pena que la infraestructura urbana y turística siga deteriorándose y empeorando con el paso de los años. El pueblo de Máncora es el mejor ejemplo de lo que la poca planificación urbana y la falta de autoridad le pueden hacer a un destino turístico de primer nivel. Pienso en Punta del Este, cuya belleza natural no tiene nada que envidiarle a la de Máncora y al compararlos en mi mente comprendo lo que me decía mi amigo Miguel, en el Perú ha habido progreso, pero no desarrollo. La ´´calle´´ principal de Mancora sigue siendo la Carretera, la ex-laguna se la cargaron los invasores y la trocha para llegar a las playas mas lindas y a los hoteles mas elegantes sigue siendo eso, una trocha que parece haber sido bombardeada el día anterior. Ch*çha madre que rabia! Pero por otro lado, y dejando guardado el lado gruñón, está la playa infinita, el relajo y los hermosos atardeceres que hacen que venir siempre sea un placer. Es que al poner un pie en el mar, todo lo malo pasa a un segundo plano y solo queda disfrutar de la paz, las olas y la buena comida.